Lo que prometía ser la gran resurrección de una IP histórica para Bungie se está convirtiendo rápidamente en un caso de estudio sobre cómo no lanzar un videojuego. Marathon, el ambicioso extraction shooter del estudio detrás de Destiny, se encuentra inmerso en una tormenta perfecta de malas decisiones, descontento interno y, ahora, una devastadora controversia por plagio.

Todo empezó a desmoronarse tras la revelación del gameplay y su posterior Closed Alpha, que fueron recibidos con una mezcla de decepción, confusión y críticas fundamentadas. La estética, inicialmente elogiada, perdió todo su brillo cuando la artista ANTIREAL acusó a Bungie de haber robado directamente sus diseños de 2017. Lo más alarmante: Bungie admitió el plagio.

Aunque responsabilizaron a un exempleado por insertar “texturas robadas” en 2020, la excusa no ha calmado a la comunidad ni a la prensa especializada. ¿Cómo puede un estudio con los recursos y el prestigio de Bungie permitir que esto llegue tan lejos, al punto de tener que auditar todo el juego para detectar más contenido robado?
Según fuentes internas, la moral dentro del estudio está “en caída libre”. La incertidumbre es generalizada: nadie sabe cómo lanzar un juego en un ambiente tan hostil, ni si siquiera debería lanzarse en septiembre, como sigue figurando oficialmente. La posibilidad de un retraso parece obvia, pero de momento no se menciona siquiera entre los empleados de menor rango.
Internamente, se han cancelado campañas de marketing, se baraja cambiar el Beta público por una serie de pruebas controladas, y se replantea por completo el enfoque promocional. El panorama es desolador, y eso antes de considerar el hecho de que el gameplay, simplemente, no ha convencido.

Marathon parece haber nacido de una obsesión momentánea de la dirección por Escape from Tarkov, sin considerar que el género de extraction shooters es, por naturaleza, excluyente. Intenta atraer tanto a jugadores casuales como a veteranos hardcore… y termina sin agradar a ninguno.
Las mecánicas de héroes, invisibilidad y habilidades tipo wallhack no hacen más que enturbiar aún más una propuesta que ya se siente desbalanceada, poco divertida y carente del “feeling” que alguna vez hizo grande a Bungie como estudio de FPS.
Todo esto apunta a una realidad difícil de aceptar: el juego no está listo. Pero tampoco puede ser cancelado. Tras más de cinco años de desarrollo y millones invertidos por Sony, Marathon debe salir. Aunque sea a tropezones…. Aunque sea solo para fallar públicamente y cuando falle, que esperamos que no, los efectos podrían repercutir más allá del juego, pudiendo afectar al estudio en generar y como mínimo, cancelaciones de proyectos futuros.
Lo más triste de todo esto es que lo único que tenía a su favor —una estética llamativa y diferente— ahora está irremediablemente ligada a un escándalo de plagio. De aquí en adelante, el nombre Marathon no evocará hype ni nostalgia, sino burla y decepción.
